lunes, 6 de febrero de 2012

Cuando un equipo no gana, adiós al de siempre

Me hace gracia, pero son como burritos detrás de una zanahoria. Me refiero a los clubes y a sus inmediatas ganas de echar a un entrenador. Ya lo ha hecho el Sporting, también el Granada y ahora le toca el turno al Sevilla. Todos hacen lo mismo. No se gana, adiós entrenador. Claro, es más fácil echar a uno que a 22, aunque la culpa la tengan estos últimos.

Está claro que cuando un equipo no gana es que algo falla. ¿Pero siempre es el entrenador?

En este caso, en el del Sevilla, hay muchos factores más. Se trata de un equipo considerado de los "grandes" de nuestra Liga, que siempre suele estar en Europa, aunque haya bajado el listón en los últimos años. Las expectativas están ahí. Si no se consiguen las metas, hay que cambiar cosas.

Tras empezar de una manera razonable la temporada y estar luchando por puestos de Europa League, el ya ex equipo de Marcelino se ha venido abajo de una manera considerable. Su juego es un descontrol, hay jugadores que no aparecen siquiera y algunos que son fichajes, pero como si no lo fuesen. Y esto, señores, no se lo puede permitir un equipo de la categoría del Sevilla, porque es un señor equipo, con una señora afición y es representante de una ciudad capital de una región entera.

¿Qué le ha pasado a Marcelino? Lo primero, los resultados. Si no se gana, te tienen que echar. Ya iban siete jornadas sin conseguir la victoria. La penúltima, con el Málaga, ya se le veían las orejitas al lobo, pero en el último encuentro, estaba cantada la destitución.

También está el caso Kanouté, que llegó a sonar como salida invernal del equipo hispalense. Otro vestuario que no estaba unido del todo.

Por otro lado, la composición del equipo en algunos partidos no era plato de buen gusto para algunos y lo cambios menos.

Pero, razones de más o de menos, se veía venir. Si no hay puntos, no hay entrenador. Y ya van ocho a lo largo de la temporada. Tras Michael Laudrup salir del Mallorca, cayó Hector Cúper en el Racing (aunque éste dimitió), y luego Juan Carlos Garrido (Villarreal), Manzano (Atlético de Madrid), Javier Aguirre (Zaragoza), Fabri (Granada) y Manolo Preciado (Sporting).

Ocho entrenadores de veinte equipos. ¿Es normal? Y otros tantos que han sonado, como Pellegrini o Pepe Mel.

Es injusto, pero siempre será así. Todos los pájaros comen pan, pero la culpa siempre es para el gorrión. Es decir, el que un equipo vaya mal, no es sólo culpa de uno, es culpa de un equipo entero, de una gestión, de unos jugadores que no dan lo que tienen que dar, que no se integran como deben, que no hacen aquello por lo que les pagan, de un cuerpo técnico que debe exigir más... y así podría estar una entrada entera.

Pero lo más fácil, es lo de siempre. Echar a la cabeza visible del equipo. Quizás si jugadores y directiva mirasen sus propios errores y analizasen qué ha pasado, evitarían que se volviese a echar a un entrenador más.

Por desgracia, me da que no será el último esta temporada. Nadie está seguro en la "mejor" Liga del Mundo, por llamarla de alguna manera. Suerte Marcelino.


No hay comentarios:

Publicar un comentario