miércoles, 25 de enero de 2012

Guirado, un profeta en otra tierra

Hace unos días hablaba con un amigo sobre el blog. Como buen amante del fútbol malagueño que es, soltó un nombre: Guirado. "Yo he jugado contra él". Y de repente lo recordé. Yo, en mis tiempos de árbitro, también había coincidido con este malagueño.




"Está en Filipinas y está triunfando. Es una estrella allí", me decía. No tenía constancia, aunque luego recordé que algo había oído. Enseguida me puse a buscarle y cuál fue mi sorpresa al encontrarme que su cara era portada de numerosas revistas o estaba estampada en camisetas y sudaderas. Sale en multitud de anuncios allí en Filipinas y, en definitiva, es el Cristiano Ronaldo de aquel país tan español en algún tiempo.




¿Quién lo iba a decir? Ángel Guirado ha recorrido un largo camino para llegar a donde está. Nació en Málaga hace casi 28 años. A los 18 se marchó al Mataró, de Tercera. Jugó como central, aunque su posición natural es la de interior derecho. Allí, el Córdoba lo fichó (Segunda) y llegó a jugar nueve partidos. Aquel año los andaluces ascendieron. Luego llegarían el filial del Atleti, e incluso entrenó con el primer equipo. El Deportivo se hizo con él, aunque fue cedido a Vecindario y Lugo en la misma temporada.


El Levante fue su siguiente destino y, a punto de debutar en primera, los impagos y los problemas económicos del club echaron por tierra su sueño. Tanto fue así, que en 2008 volvió a Andalucía para jugar en el Santa Eulalia, Estepona, El Palo y Ronda, de categorías mucho más pequeñas de las que se merecía.


Pero, como dice la canción, "cuando menos te lo esperas va la vida y te sorprende". Sin pensárselo y tras surgirle una oportunidad en Filipinas, cogió las maletas y se marchó a jugar a la tierra natal de su madre.

El fútbol filipino no es famoso, no. Pero pasa por un gran momento y allí es el jugador más famoso. Tanto que incluso juega con los Azkais, el apodo del combinado nacional. Tanta es su fama, que tiene más de diez mil seguidores en Twitter.



Y de allí no se quiere mover. Él y su número 12 en el Global, uno de los mejores equipos del país, son santo de devoción de todos los filipinos. Allí juega de mediapunta y está en el mejor momento de su historia.

La gente le quita las camisetas de las manos, es apertura de los programas deportivos, le piden entrevistas a diario y es el futbolista que más autógrafos firma.

La única asignatura pendiente que le queda es que en España sepan valorar su calidad y su entrega. Ya tiene un nombre, al menos en Filipinas. Tan sólo tiene 27 años y mucho fútbol por jugar.

Nadie es profeta en su tierra, pero a veces, es necesario salir y serlo en otra. Quizás ahora el Levante lo eche de menos.


Aquí os dejo un vídeo suyo. http://www.youtube.com/watch?v=_QuOmIAZGtM

lunes, 23 de enero de 2012

En vestuarios divididos no entran objetivos

Para que un equipo funcione bien, lo importante es que el ambiente que se viva entre los jugadores sea bueno y sano. Si esto no es así, es muy complicado que haya armonía en el césped. Le pese a quien le pese. Se puede ganar, sí, pero por otros factores, como la cantidad de estrellas por metro cuadrado.


Es lo que le pasa, al menos, a un par de equipos de la Liga este año. En primer lugar, el Real Madrid. Por mucho que sus jugadores en rueda de prensa se empeñen en desmentirlo, sé de buena tinta que hay dos grupos bien definidos. Por un lado, los respaldados por Mou, es decir, los portugueses. Por otro, los españoles.


Ya en alguna comparecencia, el entrenador luso ha hecho llamada de atención a los jugadores nacionales, responsabilizándolos de las derrotas, sobre todo ante el Barça, mientras ha defendido a capa y espada a Pepe o Cristiano Ronaldo, cuando éstos no han estado a la altura en muchas ocasiones. Pero Pepe, aunque mate es bueno y Cristiano, pese a todo siempre es el mejor.


No hay más que ver la información sin firma que publicaba Marca:


Mourinho: (Dirigiéndose a Ramos delante de toda la plantilla, los preparadores y utilleros) "Me habéis matado en la zona mixta".
Sergio Ramos: "No, míster, usted ha leído sólo lo que pone en la prensa, no todo lo que dijimos".
Mou: "Claro, como los españoles habéis sido campeones del mundo y os protegen vuestros amigos de la prensa... Como al portero" [refiriéndose a Iker, que está a 30 metros, trabajando con los porteros]. 
Casillas: [Le grita desde donde está] "Míster, aquí las cosas se dicen a la cara".
Mourinho: "¿Dónde estabas en el primer gol, Sergio?"
Ramos: "Marcando a Piqué".
Mourinho: "Pues tenías que marcar a Puyol". 
Ramos: "Sí, pero estaban haciendo pantallas con Piqué y decidimos cambiar los marcajes".
Mourinho: "¿Qué pasa, que ahora juegas a ser entrenador?". 
Ramos: "No, pero dependiendo de la situación del partido, hay veces que hay que cambiar los marcajes. Y como usted nunca se ha vestido de corto, no sabe que a veces se dan esas situaciones".




Y la problemática no viene de los propios jugadores, sino del entrenador. Una persona que se ha dedicado más a que se hable de él que del mejor o peor juego de un equipo y que ve como se le va la fuerza por la boca sin lograr vencer al Barça, aunque vayan cinco puntos por delante en Liga.


A veces, la función de un entrenador es sólo entrenar. Aunque sea una obviedad. El resto sobra.


Es lo mismo que le está pasando al Málaga. Con Apoño ya fuera de onda, a petición de Pellegrini, el vestuario no está con el míster chileno. Le costó poner a Isco, le ha costado poner a Recio (fichaje de invierno sin duda), quitó de enmedio a Apoño y el vestuario le acusa de falta de comunicación, de no tolerar, de dialogar poco con algunos jugadores y de ser una persona fría.




En su empeño de poner a jugadores en posiciones que no le pertenecen y de crear más polémica con el entorno que alegrías, el Málaga está perdiendo el norte. Ya no es el equipo de aspiraciones europeas con el que se soñó en su día; y la Liga empieza su segunda vuelta. 


No se puede ver a un equipo bajar los brazos a los 30 minutos de partido, como pasó frente al Barça. El partido del Sevilla será clave. Pellegrini no gusta, ni dentro ni fuera del club.


                                                                                                       FOTO: AS


Algo similar le había pasado a Manzano en el Atlético con Reyes. Esa división generada y la escasez de buenos resultados llevaron a la directiva madrileña a ponerlo en la puerta de la calle. Una decisión que, tomada a tiempo, puede llevar al equipo colchonero a conseguir sus objetivos. Van por buen camino. El Real Madrid y el Málaga, no.


Y hay antecedentes. Recuerdo al Betis del descenso hace tres temporadas. Un Betis partido en el vestuario, un lugar en el que mandaban más los veteranos de la cantera como Juanito, Arzu o Capi, que los varios entrenadores que pasaron por allí. Ellos echaron a Chaparro a la calle y a Tapia los que quedaron.






Y algo similar pasó con Manolo Jiménez al frente del Sevilla, donde las estrellas no lo aguantaban y los resultados no lo acompañaban.






En estas ocasiones, el Betis descendió y el Sevilla se quedó sin Champions. El Atlético de Madrid ha dado ejemplo y el Málaga y el Real Madrid deberían pensárselo; porque se pueden quedar con una temporada en blanco. Porque, amigos, en vestuario dividido, no hay sitio para lograr los objetivos.

viernes, 20 de enero de 2012

Un equipo que desquicia

Dos días después del clásico, aún colean las noticias al respecto, los reportajes, las declaraciones,... Y todo el mundo, en la televisión o por la calle, llega a las mismas conclusiones: ni onces revolucionarios que no gustan ni convencen a nadie, ni trivotes, ni Pepe a lo Chuck Norris, agresivo y violento de impotencia. Lo del Barça deja sin palabras a cualquiera.

Mou no es capaz de vencer al Barça, de dar con la tecla oportuna, y ya se empieza a pensar que la victoria de la final de Copa del año pasado fue sólo casualidad. Pero, ¿qué tiene el Barcelona que hace imposible que el Real Madrid pueda con él?

1.- Pep Guardiola y sus ideales y valores puestos en práctica. En primera instancia, orden y disciplina, tanto dentro como fuera del campo. El que no entre por estos principios, no entra en el equipo (véase caso Eto'o y expediente Ibrahimovic).

En esos valores, van implícitos la ilusión, el respeto, el compromiso, la confianza, la constancia, la lucha, la entrega, la humildad, la mejora constante, el compañerismo y la unión entre todos los estamentos del equipo. Todo esto lleva a que el Barça tenga un identidad sólida y definida que muchos quisieran.

A parte de todo esto, la filosofía táctica del catalán, clara y definida. El rombo, la fuerza en el centro del campo, la combinación entre la medular y la zaga, y la medular y la delantera, el baile coordinado entre todos y el orden completo en el campo, hacen de este equipo un conjunto que juega a la excelencia.




2.- El equipo. Es más que el Dream Team. El Barça es, simplemente, una máquina de hacer fútbol. En pocas palabras, es como si del cuerpo humano se tratara, un cuerpo bien articulado, que se mueve a las órdenes de un cerebro que está en el banquillo, que no se cae y que si tropieza se levanta. Un grupo de jugadores que late, respira y hace la digestión con precisión Suiza. Valdés, Pinto, Abidal, Keita, Puyol, Piqué, Alves, Iniesta, Xavi, Busquets, Tiago, Cesc, Villa, Messi, Alexis,... Todos saben qué papel juegan en cada partido. Todos bajan, todos suben; todos disparan, todos rematan. Todos andan echando el mismo pie hacia adelante, a la vez, sin descoordinar.



3.- Su fútbol. El Barcelona juega al fútbol. Y no es una obviedad. No juegan al pelotazo, no se ponen nerviosos, no pierden la posición. Su obsesión es controlar el tempo del balón, ser capaces de aburrir al rival empezando la jugada una y otra vez, sin perder la pelota. Cada uno de sus jugadores sabe a quién debe ir el balón en el siguiente pase sin casi tener la necesidad de mirarse a la cara.

Y este fútbol, enamora. Enamora a una afición, a un país que sabe reconocer la diferencia y al mundo, que estudia sus estrategias, sus formas de plantear los partidos.

4.- El líder. Todos los equipos del mundo suspiran por tener un Messi en sus filas. Es un chico discreto, más bien tímido, pero que se transforma sobre el césped. Ahí nace la velocidad, la picardía, la astucia, la calidad innata que sólo unos pocos elegidos poseen. No deja de asombrar, de maravillar, de dejar a todos con la boca abierta, sin perder esa humildad que le caracteriza.



5.- La médula espinal. Sin Xavi, Iniesta y Busquets, el Barça no sería nada de lo que es. El director de orquesta, ése que en el mundo se resisten a nombrar como el mejor jugador del mundo, simplemente es excelente. Xavi es el mejor centrocampista del planeta y eso se nota. Elegancia, precisión, orden, inteligencia, capacidad de reacción, técnica y don de mando.



Junto a él, Iniesta, sencillamente de otro planeta; y Busquets, el hombre en el que todos los entrenadores quieren reencarnarse.

6.- Más allá del césped. Pero el Barça es un equipo dentro y fuera del campo. Son compañeros, colegas y amigos. Tienen canciones, bailes, bromas que sólo ellos entienden. Y eso lo ha conseguido un entrenador para el que es más que qimportante el buen rollo en el vestuario. Si hay sintonía, todo es más fácil. Todos se adaptan, todos se quieren y se respetan y la competitividad es sana.



7.- Humildad. Ante todo, el Barça nunca va de favorito. Siempre respeta al máximo al rival que tiene enfrente, por muy pequeño que sea. Nunca se mete en declaraciones polémicas. Simplemente, se dedica a lo que mejor sabe hacer: jugar al fútbol. El resto le sobra.

Y todo esto, ¿en qué se traduce? En tener en sus vitrinas 13 títulos en tres años y medio. Entre ellos dos mundialitos y dos Champions League. Se traduce en tripletes y sextetes.

Se traduce en que este Barcelona ha logrado gente a la que no importaba el fútbol, disfrute con el espectáculo. En que se hable de este equipo en todos los rincones del planeta y en que hasta los aficionados del eterno rival se rindan ante los encantos de esta escuadra.



Ante este plantel, ante esta capacidad ganadora, es muy complicado reaccionar. A Mou, esta temporada, aún le quedan dos intentos. El próximo, la semana que viene. A ver qué as se saca esta vez.

miércoles, 18 de enero de 2012

Pepe y la desesperación de Mou

A poco para que dé comienzo el tercer clásico de la temporada, Mou tiene a periodistas y aficionados, y calculo que a la misma plantilla, con el alma en vilo. El once del Real Madrid esta noche es todo un misterio.

En el caso del Barça, las dudas son menos y todo apunta a que Pep apostará por el mismo once que consigió el 1-3 en Liga, con la salvedad del cambio de Pinto por Valdés. Es decir, con Pinto en portería, Dani Alves y Abidal por la derecha e izquierda de la zaga, respectivamente; y Puyol y Piqué como pareja de centrales. Busquets como pivote, Xavi e Iniesta en la medular y un tridente ofensivo compuesto por Alexis (derecha), Fábregas (izquierda) y Messi.

El dibujo, un 4-3-3 ya habitual, puede cambiar fácilmente a un 3-4-3 con Alves jugando por la derecha. Pep, salvo problemas de última hora, será fiel a su estilo.

Pero la verdadera táctica de este clásico la está llevando a cabo desde hace unos días el entrenador portugués, porque nadie sabe nada. Algún as debe estar guardándose el míster blanco en la manga, un as (o varios) para conseguir parar a un Barça que ya se le atraganta demasiado.

Una de las principales incógnitas de este partido será la posición en la que juegue Pepe. Aunque, como en todo, muchas veces es más el ruido que las nueces. Por apostar, un 4-2-3-1 en el que Casillas ocupe la portería, Lass Diarrá el lateral derecho y Marcelo el izquierdo, mientras que Pepe y Ramos se quedan en el centro de la defensa. Más adelantados, Xavi Alonso y Coentrao, con Callejón, Özil y Cristiano por detrás de Benzemá.

La otra opción es el trivote compuesto por Pepe, Lass y Coentrao, con Cristiano, Benzema y Callejón arriba. Y tampoco se descarta a Ramos por la derecha.

Pero, ¿quién sabe? Si Mou lleva concentrados hasta lesionados y sancionados.

La clave, el portugués sabe que pasa por parar a Messi. Con Pepe en el centro del campo, el Madrid gana seguridad en esa zona y control, porque es una posición con la que el normalmente central ha incomodado siempre al eterno rival. Ya jugó en este sitio con Portugal y frente al Athletic la pasada temporada, lugar que repitió en uno de los clásicos.

Pero ésta puede ser un arma de doble filo. Porque Mou sabe que la desesperación blanca por frenar al Barça quedaría al descubierto. Un Barça que tiene obsesión por tener la posesión y tocar, desde el portero a Messi.

Para ganar al Barcelona hay que ser osado, valiente, como lo fue Pepe Mel el domingo. Entrar sin miedo a perder y con todo por ganar.

El centro del campo es propiedad del conjunto catalán. Parece como si un orden divino los colocase y ellos se movieran por incercia. Aquí y en la selección. Se ordenan y desordenan a su antojo, como movidos por una fuerza que sólo ellos conocen, compenetrándose con la defensa y con la delantera como si una cosa fuese mera continuación de otra. Bailando sin descompensarse.

La otra asignatura que, de momento, tiene ganada el Barça es la de su jugador estrella. Messi lleva ya 13 goles frente al Barça, mientras Cristiano se agobia y no da pie con bola frente al eterno rival.

Sería bonito que el portugués despertara de una vez en los clásicos, porque los espectadores veríamos por fin espectáculo y un duelo sin precedentes.

Os dejo un vídeo del partido frente al Athletic del año pasado, con Pepe como mediocentro. Con Mou, todo puede ser. http://www.youtube.com/watch?v=Cln7B0KoijA

martes, 17 de enero de 2012

Aquel hombre con imanes en las botas


No sé si alguno de vosotros recordará aquel mítico partido de cuartos de final de la Liga de Campeones en Old Trafford, en la temporada 99/00, que enfrentó al Manchester United con el Real Madrid. Aquél partido supondría el pase a semifinales para los blancos y la consecución de su octava Liga de Campeones en una final con acento español, disputada frente al Valencia.

En aquel encuentro hubo un jugador, una jugada, que permanecerá en el recuerdo de todos. Fernando Redondo se hizo un autopase de tacón bajo las piernas del noruego Hennng Berg y dio un pase de gol a Raúl que convirtió el tercer gol del Madrid en una eliminatoria que terminó 3-2 para los españoles.

Será, posiblemente, la actuación por la que siempre se recordará a este mediocentro argentino. De hecho, después de aquel partido, Alex Ferguson preguntó qué tenía ese jugador en las botas, ¿imanes? Los tenía.

Desde que Jorge Valdano se lo trajese de Argentina para jugar en el Tenerife, donde jugó cuatro temporadas, Fernando Redondo aterrizó, también de la mano de Valdano, en el Real Madrid, equipo al que previamente ya le había robado dos Ligas jugando en el conjunto canario.

En el Real Madrid logró dos veces la Liga, en la 94/95 (donde casi no jugó por lesión) y en la 96/97; y dos veces la Champions League (97/98 y 99/00).

Tras dejar maravillado Old Trafford, el argentino fue uno de los jugadores clave en la victoria de los merengues en la final de Saint Denise l 24 de mayo de aquel año. Esa octava Champions merengue le supuso ser nombrado el jugador más valioso de la competición, pero también significó el fin de carrera con el club de la capital española. Luego fue traspasado al Milan, donde las lesiones de rodilla le jugaron muy malas pasadas, hasta que le hicieron colgar las botas en 2004. Previamente había logrado una Copa América y una Confederaciones con la camiseta argentina, que sudó hasta en 29 ocasiones, no sin polémica, ya que se rumoreaba que Daniel Passarella no lo convocaba por no cortarse esa melena tan característica que tenía y que dicen, Guti copió cuando subió al primer equipo.

Fernando Redondo no tuvo suerte con las lesiones, de lo contrario, su nombre sería hoy más recordado de lo que es. Pero el considerado mejor '5' argentino de la historia tenía magia en los pies. Cuando el balón le llegaba, no había jugador capaz de quitárselo. Fusionaba la bola con las botas, la mareaba, la mimaba y cuando ya había desquiciado al rival, entonces la soltaba.

Poseían sus piernas una habilidad única; tenía en el corazón una garra incontestable. Era el dueño del centro del campo. A él llegaban todos los balones, de él salían todas las jugadas. Nunca el Real Madrid ha tenido otro como él. Era de esos jugadores que enamoraban jugando, de esos que elogiaba el más directo rival.

Fernando hacía bella cada jugada, elegante cada pase y único y maravilloso cada regate. Le llamaban "el príncipe del Madrid" y aunque hubo y hay candidatos, su trono aún no ha tenido el heredero apropiado.

Aquí os dejo aquella maravilla que nos dejó en Old Trafford en aquellos cuartos de Champions. Disfrutadla. Fue única. http://www.youtube.com/watch?v=knZ0zwU2oic