viernes, 20 de enero de 2012

Un equipo que desquicia

Dos días después del clásico, aún colean las noticias al respecto, los reportajes, las declaraciones,... Y todo el mundo, en la televisión o por la calle, llega a las mismas conclusiones: ni onces revolucionarios que no gustan ni convencen a nadie, ni trivotes, ni Pepe a lo Chuck Norris, agresivo y violento de impotencia. Lo del Barça deja sin palabras a cualquiera.

Mou no es capaz de vencer al Barça, de dar con la tecla oportuna, y ya se empieza a pensar que la victoria de la final de Copa del año pasado fue sólo casualidad. Pero, ¿qué tiene el Barcelona que hace imposible que el Real Madrid pueda con él?

1.- Pep Guardiola y sus ideales y valores puestos en práctica. En primera instancia, orden y disciplina, tanto dentro como fuera del campo. El que no entre por estos principios, no entra en el equipo (véase caso Eto'o y expediente Ibrahimovic).

En esos valores, van implícitos la ilusión, el respeto, el compromiso, la confianza, la constancia, la lucha, la entrega, la humildad, la mejora constante, el compañerismo y la unión entre todos los estamentos del equipo. Todo esto lleva a que el Barça tenga un identidad sólida y definida que muchos quisieran.

A parte de todo esto, la filosofía táctica del catalán, clara y definida. El rombo, la fuerza en el centro del campo, la combinación entre la medular y la zaga, y la medular y la delantera, el baile coordinado entre todos y el orden completo en el campo, hacen de este equipo un conjunto que juega a la excelencia.




2.- El equipo. Es más que el Dream Team. El Barça es, simplemente, una máquina de hacer fútbol. En pocas palabras, es como si del cuerpo humano se tratara, un cuerpo bien articulado, que se mueve a las órdenes de un cerebro que está en el banquillo, que no se cae y que si tropieza se levanta. Un grupo de jugadores que late, respira y hace la digestión con precisión Suiza. Valdés, Pinto, Abidal, Keita, Puyol, Piqué, Alves, Iniesta, Xavi, Busquets, Tiago, Cesc, Villa, Messi, Alexis,... Todos saben qué papel juegan en cada partido. Todos bajan, todos suben; todos disparan, todos rematan. Todos andan echando el mismo pie hacia adelante, a la vez, sin descoordinar.



3.- Su fútbol. El Barcelona juega al fútbol. Y no es una obviedad. No juegan al pelotazo, no se ponen nerviosos, no pierden la posición. Su obsesión es controlar el tempo del balón, ser capaces de aburrir al rival empezando la jugada una y otra vez, sin perder la pelota. Cada uno de sus jugadores sabe a quién debe ir el balón en el siguiente pase sin casi tener la necesidad de mirarse a la cara.

Y este fútbol, enamora. Enamora a una afición, a un país que sabe reconocer la diferencia y al mundo, que estudia sus estrategias, sus formas de plantear los partidos.

4.- El líder. Todos los equipos del mundo suspiran por tener un Messi en sus filas. Es un chico discreto, más bien tímido, pero que se transforma sobre el césped. Ahí nace la velocidad, la picardía, la astucia, la calidad innata que sólo unos pocos elegidos poseen. No deja de asombrar, de maravillar, de dejar a todos con la boca abierta, sin perder esa humildad que le caracteriza.



5.- La médula espinal. Sin Xavi, Iniesta y Busquets, el Barça no sería nada de lo que es. El director de orquesta, ése que en el mundo se resisten a nombrar como el mejor jugador del mundo, simplemente es excelente. Xavi es el mejor centrocampista del planeta y eso se nota. Elegancia, precisión, orden, inteligencia, capacidad de reacción, técnica y don de mando.



Junto a él, Iniesta, sencillamente de otro planeta; y Busquets, el hombre en el que todos los entrenadores quieren reencarnarse.

6.- Más allá del césped. Pero el Barça es un equipo dentro y fuera del campo. Son compañeros, colegas y amigos. Tienen canciones, bailes, bromas que sólo ellos entienden. Y eso lo ha conseguido un entrenador para el que es más que qimportante el buen rollo en el vestuario. Si hay sintonía, todo es más fácil. Todos se adaptan, todos se quieren y se respetan y la competitividad es sana.



7.- Humildad. Ante todo, el Barça nunca va de favorito. Siempre respeta al máximo al rival que tiene enfrente, por muy pequeño que sea. Nunca se mete en declaraciones polémicas. Simplemente, se dedica a lo que mejor sabe hacer: jugar al fútbol. El resto le sobra.

Y todo esto, ¿en qué se traduce? En tener en sus vitrinas 13 títulos en tres años y medio. Entre ellos dos mundialitos y dos Champions League. Se traduce en tripletes y sextetes.

Se traduce en que este Barcelona ha logrado gente a la que no importaba el fútbol, disfrute con el espectáculo. En que se hable de este equipo en todos los rincones del planeta y en que hasta los aficionados del eterno rival se rindan ante los encantos de esta escuadra.



Ante este plantel, ante esta capacidad ganadora, es muy complicado reaccionar. A Mou, esta temporada, aún le quedan dos intentos. El próximo, la semana que viene. A ver qué as se saca esta vez.

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